jueves, 21 de junio de 2012

QUEDARSE


Decidme: en qué preciso instante
algo vino a quebrar esta existencia,
tornada hoy en doblado trance
por tantos días henchidos de faltas,
de errados pasos que fueron de otros,
de aguados, insustanciales vinos.
Para no volver a ser la misma gesta.

La mirada de una madre, la congoja
ante el dolor de otras entrañas,
que no es sino el propio dolor.
El único latido que viste de blanco
las débiles hebras de savia
de estos manantiales áridos,
en los que el agua que fluye
ya no es agua. Y ya casi no hay vida.

Y quedarse: esperar un acaso que
venga de nuevo a quebrantar, esta vez,
el lento suceder  de las horas oscuras.

Juana Fuentes ©


viernes, 8 de junio de 2012

SIN TI



Me quedé varada
en el compás de aquellos versos embozados
en un manto espeso y metálico, abrigo
de palabras  presentidas entre renglones de ceniza.
Ellos prendieron la oscuridad  peculiar
que desde entonces ya nunca me abandona: 
la escisión interminable con el ser-que-soy.

Después quedaron mudas  las voces.
Y quedó también así muda la esperanza.

Y ahora, un único sostén: el afán
de que algo hienda esta sucesión
lenta e interminable de los días:
de un día y otro día:
de una noche y otra noche más.
Tal vez el gorjeo a deshora 
de ese pájaro apostado en el árbol centenario
que aún arrecia bajo mi ventana;
el destello de una generosa casualidad;
o la llegada de ese día en que las palabras
se evidencien consentidas,
prestas a salir de su cobijo silencioso.

No me atrevo, sin ti, a buscarme
en lugares en los que sería una extraña
a los ojos inconmovibles de testigos de piedra.

© Juana Fuentes