domingo, 23 de febrero de 2014

Creíste que podrías

Creíste que podrías llamar dicha
a aquella brizna de luz que robaste al invierno,
a aquel pálpito inconstante
que vino a quebrantar
el lento suceder
de tus horas oscuras,
a ese acaso que ya no esperabas.

Dejó de importarte la luna
y ya no querías mirarla
para saber si cada noche
estaba pálida
o lucía con rigidez
sus enlutadas galas.

Incluso soñar dormida comenzó a ser
un trámite sin importancia.

Y entonces rodeaste
con cintas blancas tus rodillas
para aprender a caminar de nuevo,
esperando, paciente, llegar a ser el poema
que te dijeron que eras,
el que un día ibas a leer en tus esponsales.
Pero todo se malgastó
a lo largo de ese trecho
que ya sabías borroso y vacilante.
Y se astillaron tus rodillas.
Y se desvanecieron las palabras.

Creíste que podrías.
Pero ahora no sé
si fuiste una metáfora
de alguien que hoy no conozco.

© Juana Fuentes




domingo, 16 de febrero de 2014

Poema de amor

En ocasiones se esponja mi pecho
sin que comprenda cuál es la razón
que me incita a sentir que se agranda,
como lo hacen las obleas compactas
al simple roce de un jugo caliente.

Podría tratarse de las retinas
de un extraño  que me velan y acechan
desde una ventana distante, pues incluso
estando lejos, me harían notar
el calor de saberme cobijada
en un cuerpo que  no le es invisible
al mundo.

O tal vez ayer diera una moneda
a un indigente despojado que vino
entonces a vestirme, agradecido,
con todas sus desnudas bendiciones.

En ocasiones no existe una causa atinada.

Pero  cuando  tú me ves con tus ojos,
con tu mueca limpia y sonriente  bañas
en vino mi alma sedienta,
que se expande vertiendo sus cenizas
en medio de todos esos océanos
que aclaran la tierra. Y presiento que no tendré
que cruzarlos todos para saber
que, sin ti, existir también es posible.

Porque ahora me basta
con que seas el pretexto  preciso
para que mi corazón se contraiga
empapado en nostalgia, en poesía
y, tal vez, en amor.

© Juana Fuentes