Amar en silencio es dejar el alma
en depósito a la indulgencia,
contemplar desde dentro
cómo la lluvia desdeñable
impacta en los cristales
de las estancias despobladas.
Es un ruido afónico, apartado,
como el que nos acuna al sumergirnos
en el mar y en su hondura mohosa.
O conocer de la pobreza,
y saber que un día
nos iremos descalzos,
con los ojos resecos
de un corazón que ya se acostumbró
a las despedidas; vestidos
sólo por la memoria
(y su arbitraria inconstancia),
siempre dispuesta a rescatar
lo que debió quedar oculto
bajo el peso de sueños desahuciados.
© Juana Fuentes
La sencillez de tus palabras vestidas de soledad, huera se hace la existencia solo de dolor de frió marcada. Son las razones no pensadas de un corazón enamorado. Triste, bello en la verdad de un existir conformado... duele.
ResponderEliminarBesos, José.
Gracias por tus palabras. No es el amor romántico el que me inspiró este poema, pero es maravilloso que cada uno lo reciba según sus estados de ánimo y circunstancias o vivencias. El poema lo hace el lector, indudablemente.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Cuanto enseña un amor solitario.
ResponderEliminarPrecioso poema, lo he escojido para publicarlo en Realidade Cero.
http://www.realidadecero.com/2013/09/realidade-cero-con-juana-fuentes.html
Aquí puedes verlo Juana, un saludo
Gracias, Carlos, por pasar por aquí y dejar tu comentario.
EliminarUn saludo.
Un poema que refleja el sentimiento profundo del que ama,siempre en depósito a la indulgencia, que no suele ser benovolente.
ResponderEliminarPrecioso Juana.
Un beso
Gracias, querida Luisa, preciosa. Gracias siempre.
EliminarUn beso.