lunes, 28 de mayo de 2012

DUELOS MUDOS






















Hoy  mis ropajes
me improvisan extraña
a los ojos domados
de un alba cualquiera.

El silencio todo lo prende.
Mientras, las sombras me habitan aquietadas.

Avanzo a la deriva
con mi compás partido,
puntual acude el ocaso a la cita.
Y me cautiva,
son desmedidas
sus alas;
su resaca despoblada  me arrastra
a través de largos pasillos
atezados, en los que no se intuyen
puertas delineadas.

Las heridas se ulceran
hoy con el cáliz bilioso de los duelos mudos.

Y no hay más vida: oigo
voces afónicas que deciden no inquietar
mis abrumados, aunque inexistentes
pasos, en este trayecto que me precipita
hacia la nada.

© Juana Fuentes 

lunes, 14 de mayo de 2012

LA ORILLA DE OTRAS NADAS


Desde el filo de esta bruma
que a mi nada conforme
me destierra, me invita,
aún lejana, una luz que
se obstina en arrastrarme
a la orilla remota de otras nadas.

Pero es dilatado el húmedo trecho
que aleja ambos costados.
Y no existen puentes que
allanen el  camino de un modo
apacible y confiado. Es preciso
hundir los pies despojados
en el manto frío de sus aguas
y transitar sobre un infecundo lecho
hastiado de limo y guijarros.

La claridad insiste
con el albor de lo que
me es desconocido,
incluso proscrito, y
me embriaga con un aroma
fingido que casi me atrapa
en la deformidad
de su excéntrica llamada.
¿A qué Olimpo desea  conducirme
esa luz que oculta la promesa
de una oscuridad cierta en
el piélago de otra ausencia?

Me aquieta una brisa fría. Es el miedo,
que, indiferente, me reintegra a  mi yo constante.

Juana Fuentes ©

miércoles, 9 de mayo de 2012

SOY BRISA LIVIANA













Soy brisa liviana en la brújula del hombre,
neófita en tratados básicos de querencia,
pues sólo acierto a proveer de futuros 
aleatorios y caducos
la alacena de sus frustrados afanes.

Jamás permanezco. Huyo descalza,
con los ojos resecos de un corazón
que ya se acostumbró a las despedidas.
 Y entonces, una promesa silenciosa:
tras mis huellas unos pasos convenientes,
legados de otras  prestaciones más afines
al torpe entendimiento.

Será porque soy un pájaro libre
y absuelto que teme posarse en las trémulas
manos de existencias soberbias y vanas.

Ya se acercan esos otros pasos que, aun
con venia provisional, se intuyen definitivos.

© Juana Fuentes

LA LUZ DEL OTRO LADO


Esta soledad desafiante
que contra mi propia existencia se subleva,
reforzando la ya consentida costumbre
de hurgar voces mudas - y  ese rostro desierto-
en las reliquias de tanto credo estéril,
me subyuga en el lento avanzar de los segundos:
testigos inconmovibles de la distancia.

  Y ella me improvisa y me construye.
  Y cimenta laberintos incontables
donde el tiempo es sólo un arbitrio más,
un canon implacable que desanda
y regresa mis pasos hacia el origen,
hasta el principio de esa crujía sin atajos,
donde la luz del otro lado
es sin más un cálculo ajeno y exótico,
ignorante de su propia conclusión.
  Como mi propio yo.

© Juana Fuentes

martes, 1 de mayo de 2012

EN TARDES COMO ESTA


En  tardes tan esquivas como ésta 
en las que el sol se avienta prematuro, 
casi espantado por la cercana silueta
de una parvada de pájaros,
suelo anticiparme a esa nostalgia
que  terminará cortejando a mi memoria
en los años rezagados de mi existencia.

Y  en ese último instante en que  el alma 
suele entornar  la mirada ante una puesta de sol definitiva,
recordaré cómo aquellas hebras de tórrida luz
                     rehusaron abrazar mi presencia.
Briznas de cegador azafrán,
extraviadas, malgastadas en una existencia lejana.

No pudieron silenciar mi voz
los gritos aguzados de la distante bandada.
Sus quejidos: derrochados, olvidados
                       en su vuelo amoroso.
Pues solo supieron danzar
al ritmo de una liturgia imaginaria: el ritual 
de dos cuerpos que se funden
en la nada,
en tardes tan vanas como esta.

© Juana Fuentes