Te miro: construyo a través de tus ojos
universos imposibles, levantando
montañas figuradas que no podrás
nunca coronar. Y te confinas en las
brumas de un lóbrego y profundo pantano
alimentado con la ponzoña amarga,
solitaria, de mi vientre mutilado.
Me miras: me destierras al ostracismo
de una burbuja callada y transparente
que me apresa entre las zarpas de un recuerdo
nublado _indiferente destierro, urdido
con arresto y voluntad, custodiado por
la llave de un carcelero obstinado_.
Nos malgastamos en el éxodo lento
de un camino en el que maleza y guijarros
fueron anidando; donde la templada
comunión de nuestros cuerpos despojados
se tornó en el roce invisible de aquellas
indiferentes manos; y los abrazos,
en esos instantes desiertos que nuestra
memoria quiso terminar olvidando.
© Juana Fuentes
Photo: Jarek Kubicki
Visceral, me encanta. Para mi todos los poemas deberían tener esta fuerza.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Julia, por tus generoso _y rotundo_ comentario, que agradezco enormemente.
EliminarUn abrazo.