Brillante Javier Marías en esta novela, llena de reflexiones sobre la muerte y la inconveniencia de que los muertos puedan volver, el amor, la espera...
Cuando uno desea algo largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, quiero decir, admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que prefiere otra cosa. La espera nutre y potencia ese deseo, la espera es acumulativa para con lo esperado, lo solidifica y lo vuelve pétreo, y entonces nos resistimos a reconocer que hemos malgastado años aguardando una señal que cuando por fin se produce ya no nos tienta, o nos da infinita pereza acudir a su llamada tardía de la que ahora desconfiamos, quizá porque no nos conviene movernos. Uno se acostumbra a vivir pendiente de la oportunidad que no llega, en el fondo tranquilo, a salvo y pasivo, en el fondo incrédulo de que nunca vaya a presentarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario