Mañana, cuando no estés
y mi cuerpo sobreviva
sin un trozo de su ser
y hasta el alma se desprenda
de su entera coartada.
Mañana, cuando no fluya
el aire por las estrías
veladas bajo mi piel,
y sólo pueda inhalar
el perfume de la sangre
hoy en mis venas detenida.
Mañana, cuando por fin
repose de tantas guerras
sin sentido en las que no hay
ofrendas ni ceremonias
para todos nuestros muertos.
O cuando todo sea abandono
y acaso ya no logre apreciar
de qué color fueron estos pasos
porque el brillo de su hedor se extinga.
Comprenderé, sólo entonces,
que tal vez no has existido.
©
Juana Fuentes
Es precioso, Juana, pero el final es enorme....me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarBrutal.
Un beso, poeta.
Querida Rocío, siempre es un placer encontrar tus amables y deliciosos comentarios. Muchas gracias.
EliminarUn beso enorme.